martes, 23 de marzo de 2010

Saludo a Villazón por Felix Salazar

Salud Villazón en tus cien años de vida

Villazón no sólo es el pueblo con sus casas, edificios, calles y avenidas, acariciado por inclementes ventarrones en los meses de invierno y cálido y tierno en el verano, sino también eres tú, yo y todos los que queremos a este girón asentado en las márgenes de la patria boliviana. Villazón no es sólo un diamante duro, cristalino, transparente, valioso y olvidado de muchos que se pule solo, sino también, Villazón es el centinela que cuida la cultura boliviana: su música, bailes, costumbres e idiomas, Villazón es quien abre las puertas de Bolivia a miles y miles de personas que pasan por el puente internacional de un lado a otro de la banda. Villazón es un joven que espera que, de una vez por todas, se terminen sus carreteras de integración, sus plazas, sus estadios, sus canchas, escuelas, colegios y hospitales y que sus calles y avenidas se rejuvenezcan con nuevos pavimentos y asfaltos que nos conduzcan a los destinos de la grandeza y el estudio.

Por eso saludo a todos aquellos ciudadanos que construyen casas bonitas en Villazón porque piensan quedarse para siempre en el pueblo para hermosearlo y engrandecerlo y no a aquellos que construyen su patrimonio como pueden y luego abandonan el pueblo sin un sentimiento de pena ni agradecimiento.

Saludo al alcalde que construye obras, plazas y parques en tiempos perentorios para embellecer el pueblo y facilitar la vida de sus habitantes y estantes y no a aquel que haciendo uso de su autoridad aprovecha la coyuntura para prolongar indefinidamente una obra y llenarse, mientras tanto, de dinero corrupto e irse a otros lugares a gastarlo y despilfarrarlo; no, a ese no le saludo.

Saludo a los profesores carismáticos y entregados a la docencia que forman ciudadanos reflexivos, inteligentes y eficientes a través de lecciones adecuadas a la realidad de nuestra frontera y no a aquellos que sólo enseñan mecánicamente a memorizar lecciones de fotocopias mal elaboradas y a hacer filas tras de la postergación, el conformismo y el nomeimportismo; no, a esos no les saludo.

Saludo a autoridades militares y policiales que exponiendo su seguridad física cuidan la seguridad ciudadana cada día y no a aquellos que aprovechándose de su situación y posición hacen gala de abuso y prepotencia.

Saludo a los aduaneros que trabajan con esmero, entrega y eficiencia en el desempeño de sus funciones para engrandecer este pueblo con los impuestos a las mercaderías importadas y exportadas y no a aquellos que aprovechándose de su puesto aduanero piden coimas y dineros y se enriquecen a costa del estado que confió en ellos una tarea importante para el pueblo y la patria; no, a esos no les saludo.

Saludo a los buenos comerciantes que, asentados en todos los mercados y puestos de venta en las calles y avenidas de Villazón cobran por su mercadería en moneda boliviana poniendo en alto el valor del boliviano y no a aquellos que haciendo uso de las circunstancias cobran por sus mercaderías en pesos argentinos devaluando, de esta manera, nuestra moneda, patriotismo y orgullo; no, a esos no les saludo.

Saludo a aquellos ciudadanos, jóvenes, niños y ancianos que echan sus basuras en los lugares adecuados y mantienen limpia la ciudad, especialmente la región de las cataratas y la penitencia y no a aquellos que creen que las calles, avenidas plazas y lugares de recreo de Villazón son un basurero; no, a esos no les saludo.

Saludo a todos aquellos jóvenes que se reúnen para formar grupos de estudio o compañeros de trabajo para alegrarse y formarse de manera eficiente y no a aquellos que aprovechándose de su juventud se reúnen en pandillas, camarillas y grupos de violencia para amedrentar a los ciudadanos del pueblo; no, a esos no les saludo.

Saludo a todos aquellos villazonenses que, buscando mejores días para ellos y sus familias, tuvieron que abandonar la frontera en tiempos aciagos pero que, sin embargo, vuelven cada que pueden a buscar sus fantasmas en el pueblo y se alegran y brindan con los compañeros de antes y no a aquellos que se van y olvidan su pasado fronterizo.

Saludo a quienes en un supremo sentimiento de pertenencia a este diamante pulido por los ventarrones de invierno, escriben poemas y odas a su grandeza para perpetuarlo en la memoria de los que los leen y no a aquellos que en vez de escribir poemas y canciones lo maldicen y rechazan con improperios y desdeños.

Saludo al pueblo de La Quiaca, entrañable compañero de destino, otro color de bandera, otra letra y música de himno, gente como nosotros piel de estaño, raza de bronce, corazón de puna, alma de cóndor que levanta vuelo a altitudes de esperanza y mejores días. Ojala el hado nos sea propicio y juntos remontemos en alas del viento el vuelo final al progreso, la hermandad y la bonanza sin fronteras que nos separen ni colores que nos diferencien.

Saludo, en fin, a esa piedra preciosa, a ese diamante que nunca pierde su fulgor a pesar de los contratiempos, cuyos prismas tornasolados de belleza inaudita, alumbran y presagian nuevos días de prosperidad y coraje, propicio para todas generaciones que aman su terruño… te saludo a ti ¡oh Villazón!

Félix Salazar Gonzales

Desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

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